Muchas veces aspiramos a tener un camino vital que se parezca lo más posible a una gran autopista donde el trayecto es cómodo, placentero, sin sobresaltos o como las vías del tren, siempre paralelas y con una misma dirección y sentido.

La realidad en cambio es bien distinta, nos encontramos con curvas, baches, subidas y bajadas, firme en mal estado que nos hace tropezar, perdernos, retrasarnos en nuestros objetivos o incluso tener que dar la vuelta y desandar el recorrido.

Hace mucho tiempo, mi padre me enseñó, sin el saberlo que la gran mayoría de las veces ir por el camino más complejo es aprender, descubrir sitios que de otra manera no conocerías. Tendemos a pasar de largo, por la vía fácil sin mirar a los lados ni darnos cuentas que lo que realmente importa no es el destino, sino el propio camino.

Siempre que viajábamos el eludía las autopistas y nos llevaba por carreteras secundarias, lo que hacía en ocasiones los viajes interminables, pero que visto con perspectiva, nos permitió conocer lugares maravillosos.

Llevo mucho tiempo sin publicar y casi sin fotografiar, un año prácticamente, donde mi camino ha sido más bien oscuro y tortuoso, difícil y en ocasiones frustrante pero como os acabo de contar, me ha hecho más fuerte y más sabio, más paciente y más humano.

Es, sin duda, la mejor muestra de que estoy viviendo, que es para lo que estamos aquí, para sentir, para crecer y para disfrutar el viaje. Seguiré caminando por el terreno que sea según toque y se den las circunstancias.

Pronto, estoy seguro, de que las cosas volverán a la normalidad y retomaremos ese proyecto vital que nos une y que nos hace levantarnos cada mañana.

Os dejo una muy pequeña muestras de algunos de los caminos que he recorrido, los de mi mundo, al igual que mis fotos.

Mucha fuerza a todos los que lo estéis pasando mal, siempre hay una salida.

¡¡¡Ánimo!!!

Javier Domínguez.