La fotografía es, muchas veces, un fiel reflejo del mundo en que vivimos, pero sobre todo del mundo que vivimos cada uno de nosotros, en nuestro propio interior, con nuestras propias circunstancias y vivencias, con nuestros puntos de vista, diferentes uno de otros, pero todos válidos.

Vivimos una época de otros siglos, de ciencia ficción si me apuras, una época jamás imaginada y esperemos que jamas repetida.

Esta pandemia, este virus, esta situación que a muchos nos ha dejado como el árbol desnudo, sin hojas y medio seco, a la intemperie, desafiando al cielo porque es su naturaleza, pero tan desprotegido, tan frágil que nos da la sensación de que en cualquier momento va a caer, pero en realidad resiste, porque no es su exterior lo que lo mantiene en pie, sino sus raíces.

Somos como esa bicicleta vieja, que a simple vista parece inservible, obsoleta, que ya dio todo lo que podía, pero fíjate bien, aún siendo vieja, siendo un apero tirado y apoyado en una pared, ¿No es acaso aún útil? ¿No se puede rodear de belleza? Sólo necesitas cambiar tu perspectiva, reinventarte y darte un nuevo uso.

Recorreremos todavía infinidad de caminos escritos y aún por escribir, con muchas dudas y preguntas, muchas veces sin respuesta. ¿Hay una respuesta? Quizás si, o quizás debes buscar la tuya.

No pierdas de vista tu fortaleza, esa a la que sabes que puedes volver siempre, donde te sientes seguro de ti mismo,  a salvo de tus miedos, la que te da paz, pero por favor, jamás olvides que hay más cosas ahí fuera, no cierres los ojos.

Algunas veces tienes que mirar a través de un agujero para ver la realidad o simplemente la tienes delante de ti, con toda su majestuosidad, su belleza, su imponente porte, con el cielo, siempre azul, siempre nublado, que te da refugio bajo él.

Recuerda que siempre hay una luz en la que te puedes apoyar, una luz artificial como el farol que guía tus pasos por la noche, o luz natural de nuestra luna, la que nunca nos abandona, la que siempre está aún sin estar.

Renaceremos de esto, pasaremos y seremos más fuertes, o no y pediremos ayuda para continuar, estaremos solos cuando queramos estar solos y acompañados cuando la vida así nos lo permita.

Seguiremos haciendo lo que siempre hemos hecho y se nos da tan bien.

VIVIR.